domingo, 23 de agosto de 2009

Thank you for the music

Es raro que me vuelva fanática o que una banda “nueva” entre a mi discoteca. Lo mas normal es que compre discos clásicos, de bandas viejas. En otras palabras, voy a lo seguro. Sobre todo en el Rock Nacional: Mataplantas, Norma y Entre Ríos, son lo mas “nuevo” que deje entrar y fue después de mucho tiempo sin bandas nacionales emergentes dentro de mi discoteca física y, a su vez, de mi popurri mental de canciones.

Cuando empecé a comprar discos de música brit de los 90, fue la última vez que me entregue a bandas que nunca antes había escuchado, pero que sabia que me iban a gustar. De Pulp a Supergrass, pasando por Stone Roses y Suede. Pero todos grupos que casi en un 50% ya no existían. Y me di cuenta que es algo que me pasa desde chica.

El primer amor platónico que tuve, o por lo menos que haya sido perpetuado por mi memoria, es el Sr. John Taylor, más conocido como “el bajista de Duran Duran”.

Estaba en 3er grado y Duran Duran era lo más de lo más. Y, aunque no los tenía muy bien, al bajista lo reconocía perfecto. Así fue como me acerque a una de las bandas que termino siendo una de mis favoritas y que muuucho tiempo después pude ver en vivo.

Pero Duran Duran ya existía, no fue un grupo nuevo que de repente empecé a escuchar, sino que sus canciones ya estaban instaladas en mi cabeza. Como los Ramones, The Doors y un montón mas que nunca elegí “para ver que onda”, sino que en algún momento, si no era a esa corta edad, igualmente con el paso del tiempo iban a llegar a mis manos y oídos.

Me acuerdo un día que entre a Abraxas a comprar “lo primero que se me cruce”. Fue un día de semana, en la época de la Feria del libro.

Cuando iba a la secundaria era un clásico que visitara la Feria. Iba en la semana, sola, cuando abría y no había nadie.

Después de un rato de mi paseo por la Rural tome el 152 con la idea de bajarme a la altura de la Galería donde se encuentra el local de discos mas chiquito y envidiable del mundo. Por alguna razón no extraña en mi, durante el viaje comencé a sentirme mal, afiebrada. Pero igualmente seguí al pie de la letra mi plan.

Entre, busque y ahí estaba Él, adelante de todo, esperándome. Precio $20. Sin dudarlo, dije: “me llevo el de Singles de Suede”.

Los conocía solo de nombre, nunca los había escuchado y les di una oportunidad para entrar en mi mueble mas querido. Su ubicación era y es privilegiada: justo debajo de los Strokes y arriba de Sumo.

Al igual que mi día, la fiebre seguía su curso. Volví a tomar el 152 pero ahora “hasta San Juan”. Me acomode en la primera dupla de asientos de la fila izquierda (mirando para adelante, como el colectivero), puse la mochila que llevaba algunos libros en el piso, le saque el envoltorio al disco y lo mire con amor, como si en mis manos tuviera una porción de pizza de las Cuartetas o un Havanna de chocolate blanco.

De repente, noté que el muchacho sentado al lado mío miraba de reojo mi tesoro brit. Lo mire sin mirarlo, como si yo fuera Frodo y Gollum me estuviera acechando. Hasta que me di cuenta que esa cara era conocida. Era Hernán Ferreiros, el mismo que todos los sábados escuchaba en Rock and Pop.

Probablemente a causa del incipiente cuadro gripal en el que me encontraba, sentí que era buena señal. No necesite preguntarle nada, una sonrisita dijo todo sobre mi nueva adquisición (como se darán cuenta, a esa altura del trayecto yo ya estaba volando de fiebre, así que si la sonrisa fue de “que porquería se compro esta mina”, mi estado prefirió negarlo).

Llegue a mi casa, puse el disco, me tire en la cama y en cuanto empezó a sonar “Beautiful ones” termine de convencerme que ese disco lo iba a escuchar muy seguido. No se porque, también sabia que esa tarde me la iba a acordar perfecto. No podía mas, hacia calor, yo estaba muy tapada y la voz de Brett Anderson se metía en mi bien vulnerable inconsciente, que reposaba en un cuerpo que previamente ya había sido atacado y derribado por una leve angina.

Pero estamos en la misma, la banda ya existía. No estaba sonando por primera vez el álbum debut de un grupo que recién aparecía.

Estoy indignada, creo que puedo contar con una mano mis “Bandas Nuevas” favoritas o por las cuales haya ido “corriendo” (esa palabra en mi vida siempre va a llevar comillas) a comprar su 1er disco en el momento en que salieron.

Supongo que por eso le dedico todo esto a Alex Turner.

http://www.youtube.com/watch?v=GF978AgLyaY