jueves, 18 de diciembre de 2008

Sobre matriculas y drogas

Los días antes de recibirte esta todo mal.
La ansiedad es LA vedette. Los nervios, el plato principal. Y como si todo pasara a formar parte de un modelo de microeconomía, abunda la tensión y escasea el sueño.

La semana anterior estas en cama, con un resfrío terrible, tos, mocos, toda contracturada y, si algo faltaba, la boca llena de llagas. Teniendo en cuenta que no hay control antidoping (que es lo único que le falta) decidís infiltrarte. Inyección de Corteroid en la farmacia de la esquina.

La pasas cada vez peor. Queres pensar en positivo, hacerte hippie, budista, te convertís en una persona bipolar y tenes la sensación de que vas a terminar presa.

Llego el momento. Sonó el despertador. Tenes la misma sensación que la mañana en que te vas de viaje. Esta todo preparado de manera minuciosa. La ropa estaba colgada dos dias antes.

Falta 1 hora y media pero ya te queres ir. Queres estar en el lugar, como si eso hiciera que todo fuera a suceder antes. Te lo queres sacar de encima, como sea.

Antes de salir de tu casa te fijas 30 veces si llevas todo lo que necesitas y, no sabes muy bien porque, pero te preguntas si también vas a necesitar el documento o el carnet de la obra social, si hay algún papel que imprimiste o fotocopiaste que te estas olvidando y si, efectivamente, es el día de rendir.
Cuando por fin estas listo tenes que volver, otras 3 veces, para verificar que cerraste el gas, aunque sabes que nunca prendiste la hornalla en toda la mañana. En el ascensor pensas que te olvidaste las llaves y que vas a estar media hora esperando que alguien te abra abajo, vas a llegar tarde y todo esto con el llavero en la mano.

Nunca te tomas el colectivo para ir. Hoy tenes pensado hacerlo. Pero cuando cruzas la calle te acordas que sos un poquito cabulero y que, si nunca lo habias hecho, no es el día mas oportuno para hacerlo.

Jamás llegaste tan rápido al subte. Sabes que sos el Grupo 1. Es lo que querías pero en realidad no sabes si esta tan bueno…

Vas a llorar. Cuando termines de rendir, cuando llegues a tu casa, en algún momento y cualquiera sea el resultado. Es eso o terminar en coma etílico.

Paso la primera parte. Al otro día sabes que queda solo una cosa mas, lo mismo pero diferente, el día D luego de tres años. Es hacer lo que mas te gusta. Y sabes que tenes que hacerlo como si ellas no estuvieran, sino solo las caras que ya conoces.

Y en ese caso no sos Grupo 1. Pero igual vas a estar ahí una hora antes y la previa va a ser la misma. Solo que esta vez ya estas entregada y el colectivo te lo tomas igual.