lunes, 29 de junio de 2009

I don´t like Mondays

“How quick the sun can drop away…”


http://www.youtube.com/watch?v=AFVlJAi3Cso

viernes, 26 de junio de 2009

Blanco. Negro. Negro. Blanco.

No todos los días escuchas en el pasillo del trabajo que: “Se murió Michael Jackson”.
No todos los días te mandan un mensaje diciendo: “Murió Michael Jackson”.
De repente, empezas a creer que puede llegar a ser cierto. Michael Jackson se murió.

No hay muchos otros acontecimientos de ese estilo que tu cabeza recuerde. Excepto:

Escena 1:

Situacion: Mañana de sabado. Siento que mi papá, intentado "no" despertarme, se acerca hasta mi cama y se queda sentado en un costado.

Jorge R (Femenino): pa… ¿que pasa?
Jorge R (Masculino): Ah, ¿estas despierta?
J. R. F.: No
J. R. M.: Ah
J. R. F.:
J. R. M.: ¿te enteraste lo que paso?
J. R. F.: No, estoy durmiendo
J. R. M.:
J. R. F.: ¿Qué paso?
J. R. M.: No… nada.
J. R. F.: Bueno
J. R. M.: Es que a la madrugada hubo un accidente…

Mis ojos, como dos buenos caramelos “media hora” que poseo, se abrieron como una persiana, de esas que se levantan fácil. Me incorpore, mire al Sr de bigote y anteojos (J. R. masculino) que se encontraba sentado al lado mío (J. R. femenino) y solo atine a decir:

J. R. F.: ¿¿¿Naty?? ¿¿esta bien??? (Naty = mi hermana = persona que en su adolescencia salía hasta altas horas de la madrugada)
J. R. M.: Si, esta acá, durmiendo (señalando la cama de arriba)
J. R. F.: entonces...?
J. R. M.: Se murió Rodrigo
J. R. F.: (silencio) eh?


Escena 2:

Situación: hermano (M. R.), el más mayor de todos, viviendo en Italia. Época en la que tenia PC, Internet y afines que le permitían estar al tanto de la actualidad nacional e internacional.

(Suena el teléfono en el viejo continente): Pronto!
J. R.: Que haces?
M. R.: Uhh como estas?
J. R.: bien, ustedes?
M. R.: acá...
J. R.: ahh, bueno… pero estas bien?
M. R.: si, que se yo…
J. R.: si, ya se, un bajón… pero paso en la ruta, como debía ser
M. R.: eh?
J. R.: (desentendida) No sabes?
M. R.: que?
J. R.: hoy no leíste los diarios???
M. R.: no
J. R.: ay…
M. R.: ¿que paso?
J. R.: … Pappo
M. R.: (silencio) que?? Pappo, que???
J. R.: se murio
M. R.: ...
J. R.: te fuiste?
M. R.: es mentira
J. R.: no... Se murió Pappo
M. R.: (exultante) No puede ser!! Como que se murió Pappo???????????
J. R.: ay… no te puedo creer que no sabias
M. R.: como me vas a decir así que se murió Pappo!!!
J. R.: perdón
M. R.: no, no puede ser… ¿como fue?
J. R.: en la ruta
M. R.: y si, como tenia que ser…
J. R.: si, ya se


Me entere de la muerte de Michael Jackson porque soy una metida que escucha conversaciones ajenas.

Pero aun así, me corrió un escalofrío por la espalda y mi parte pop ochentosa (gran porcentaje de mi pequeño cuerpo) se deshizo como material plástico espumado (mas conocido por telgopor, marca líder en el mercado) en el fuego.

“Heal the World” empieza a sonar en mi cabeza y lapicera en mano, cual micrófono, invito a todos a que me acompañen a hacer un mundo mejor, ese mismo que Miguel dejó para irse al verdadero y unico Neverland.

No te voy a extrañar, pero gracias por tanto pop.

p.d.: http://www.youtube.com/watch?v=Et6f0smRILY&feature=related

domingo, 21 de junio de 2009

1,10 por favor

El colectivo (cualquiera de todos los números que van por Paseo Colon hasta Alem) tarda desde mi casa en llegar al correo, lo que dura un tema de Maiden y uno de Interpol. O, un día muy tranquilo y sin tanto trafico, uno de Rancid y un pedacito de Mamas and the Papas.

Es verdad, nada. Podría ir caminando pero eso implicaría salir mucho antes de lo que lo hago.

Me acuerdo de cuando estaba de vacaciones en el sur. Mire el Mp3 y me di cuenta de que el volumen estaba casi 10 veces mas bajo de lo que lo uso en Capital. Y aun así, la voz de Jarvis Cocker cantando “Babies” la escuchaba mucho mas clara que lo habitual.

Nunca fui de leer en el colectivo. Porque en si, nunca fui de leer. Más allá de que corro con una ventaja que la mayoría de los asiduos lectores no tienen: suelo tener asiento para viajar, teniendo en cuenta que muchos de los colectivos salen de acá cerca. Y “con acá cerca” me refiero a Constitución, el Bajo o terminan en mi lugar de destino. Pero aun así, la lectura y el viaje nunca fueron buena dupla para mí.

Siempre me cuelgo mirando por la ventana o al resto de los pasajeros. Pienso que estarán escuchando ellos: si la chica que tiene cara de fanática de Arjona me sorprendería diciendo que tiene cargado el ultimo de Metallica. O si el que se viste como el 5to Stone estará con Sanz al mango. Incluso, me pregunto si ellos creerán que estoy con Radio Disney o alguno se animaría a tirar que la voz de Phil Anselmo es la que elijo para que me acompañe en el recorrido.

A veces, cuando otro transporte público para en el semáforo y queda justo al lado del que yo este, me imagino una escena sacada de un boliche (que alguna vez fue parte de una publicidad): ¿Alguna vez probaron mirar a alguien de un colectivo a otro? No son muchos los que se animan a sostener la mirada. Y si te miran a vos, no sabes hasta que punto sos capaz de quedarte haciéndolo.

Algo que siempre me gusto fue escribir en el colectivo. Me acuerdo hasta de hacer resúmenes para la facultad con una letra que subía y bajaba de la mano de los pozos… pero que aun así, parecía de una secretaria sentada en su cómodo escritorio de oficina.

Cuadros sinópticos, resaltadores y lapiceras de colores. Un asiento que para mi era todo un sillón. Un viaje de 45 minutos en un 65 que salía de la esquina de mi casa y que, a su vez, se convertía en la única sesión de estudio que me daba resultado. Pero odiaba tanto estudiar en el colectivo. En fin, odiaba tanto estudiar.

Rosario deja de cantar “Tambor” y la vuelta por Casa Rosada esta llegando a su fin. Ya veo el Luna Park y un “Bye Bye” apaga la guitarra de Dave Navarro justo cuando Perry Farrel se estaba por asomar. Guardo la lapicera y las hojitas donde fui escribiendo esto. Una suerte de Memento que me ayudara a reconstruir todo después, usando conectores y otras palabras que intenten darle coherencia.

Timbre, bocinas, motores y frenadas. El hit de todos los días, ese que conocen todos.

domingo, 7 de junio de 2009

Show a oscuras

Un recital siempre tiene varios ingredientes que lo hacen llevadero o no.

Primero y principal, que la banda que vas a ver sea de tu agrado. No es lo mismo que sea el primer día que los ves en vivo, que sea algo cotidiano ir a sus shows o ir solo por compromiso.
Por otro lado, que no haya nada técnico que arruine la velada. Buen sonido, buen clima dentro del lugar y que la relación publico/banda sea reciproca. Buena predisposición arriba del escenario equivale a aplausos, a coros de todo aquel que se anime a cantar y ganas de que ninguna de las partes tenga que irse.
La puesta en escena es algo diferente. Hay artistas a los cuales los acompañan luces, escenografías y otros componentes que suman a la hora de que el espectáculo sea un show particular. Sino, preguntale a varias bandas inglesas que del tema saben como pocas. Y hay otros donde un escenario pelado pasa inadvertido.

Ahora, ir a un show a oscuras no es algo que suceda muy a menudo ni a lo que muchos artistas se animen. La cita era particular y la curiosidad siempre gana.

Mataplantas se presentaba en el Centro Argentino de Teatro Ciego. Hace poco sacaron disco y mas de uno con ganas de verlos se preguntaba: “pero… ¿voy a aguantar sin ver nada? ¿Las luces van a estar apagadas o me van a vendar los ojos? ¿Ellos tampoco van a ver? No puede ser, algo de luz va a haber…”

La cosa era así. Oscuridad absoluta. Y no porque ellos fueran una banda oscura, sino porque las luces no se harían presentes. Un desafío para todos, publico inclusive.

Hora pactada: 30 minutos después de medianoche. Zelaya 3006. Termina la obra previa y la gente se agolpa cerca de la sala, ese único lugar donde el frío no tiene entrada.
Donde se presentaban había que ingresar en grupos de a 10 personas. En fila, tomados de los hombros del que estuviera al frente. Y la luz queda detrás de un telón.

Seguías derecho, sobre “un piso liso, sin pozos” como te indicaba el guía. Las sillas estaban perfectamente alineadas. Y lo que pensabas que iba a ser a oscuras… era mas oscuro de lo que te esperabas.

Silencio sepulcral. La gente, todavía en grupos de 10, sigue entrando. Hasta que están todos acomodados y se comienza a sentir una brisa. El show había empezado.

Harmónicas, cascabeleros y los sentidos bien afilados. La lista de temas, de manera indefectible, tenía que quedar solo en la cabeza de los músicos y de los oyentes.
Olor a cítrico y las voces de la banda, junto con los diversos sonidos, recorrían cada rincón del lugar.

Un recital que nadie vio y que paso rapido, pero que en la cabeza de los presentes quedo mas claro que cualquier otro show al que hayan ido.